El Papa Francisco llevó Esperanza hasta sus últimas horas de vida
Cargado de fe, humildad y notablemente agotado e hinchado por los medicamentos, así fue la última aparición en vida del Papa Francisco ante los feligreses en la Plaza de San Pedro; y lo hizo precisamente el domingo de pascua para entregar la bendición Urbi et Orbi.
“Que nunca falle el principio de humanidad como eje cardinal. Ante la crueldad de los conflictos, no podemos permitirnos olvidar que no se ataca a objetivos, sino a personas con alma y dignidad”, expresó el Pontífice
Francisco, hasta sus últimas horas de vida, se mostró sencillo y demostró la fragilidad del ser humano, tal como siempre vivió su pontificado.
“Cuánta voluntad de muerte vemos cada día en los numerosos conflictos que afectan a diferentes partes del mundo. Cuánta violencia percibimos a menudo también en las familias, contra las mujeres o los niños. Cuánto desprecio se tiene a veces hacia los más débiles, los marginados y los migrantes”, lamentó en el mensaje.
Los aplausos y el jubilo no se hicieron esperar por parte de cientos de católicos al ver a Francisco asomarse por el balcón y sobre la silla de ruedas.
“En este día, quisiera que volviéramos a esperar y a confiar en los demás —incluso en quien no nos es cercano o proviene de tierras lejanas, con costumbres, estilos de vida, ideas y hábitos diferentes de los que a nosotros nos resultan más familiares—; pues todos somos hijos de Dios. Quisiera que volviéramos a esperar en que la paz es posible”.
El sucesor de Pedro falleció horas después, la madrugada de este lunes, tras permanecer convaleciente por una neumonía bilateral.